Esta hortaliza, cuyo nombre científico es Brassica oleracea italica, aporta a nuestro organismo gran variedad de vitaminas y minerales, y además, nuestro país, es el 5º productor del mundo.
A continuación, voy a detallar algunas de sus propiedades, ya que actualmente, se ha demostrado que el consumo habitual de esta hortaliza tiene un beneficio directo sobre nuestra salud:
Es rico en luteína, algo importante para las personas con tendencia a la degeneración macular. También contiene vitamina A, beta-caroteno y zeaxantina que contribuyen a mantener la salud ocular
Es muy adecuado para las personas que necesitan hierro y ácido fólico (personas anémicas y/o embarazadas…)
Actúa como fitoestrógeno y además, aporta calcio (a tener en cuenta durante la menopausia)
Posee vitamina K (según para qué pacientes, esto puede ser positivo o por el contrario tener un efecto negativo sobre la coagulación sanguínea)
Posee antioxidantes que favorecen el buen estado de las mucosas y de la piel y también facilitan la eliminación de toxinas y radicales libres
Es un alimento que se suele recomendar en las dietas para perder peso, ya que es rico en nutrientes y bajo en kilocalorías
Posee calcio, fósforo, magnesio y zinc, minerales que contribuyen a mantener la salud ósea
Es rico en fibra: previene el estreñimiento y ayuda a eliminar el colesterol “malo” (LDL) del organismo
Fortalece el sistema inmunitario, por la presencia de vitamina C y el beta-caroteno
Su contenido en sustancias como indol, sulfarano, fenetilisotiocianato, selenio, vitamina C o zinc, entre otras, parece que hacen del brócoli un alimento clave que puede protegernos frente a sustancias cancerígenas y frente a la bacteria Helicobacter pylori (factor de riesgo de algunos tipos de cáncer gástrico). Incluso, podría favorecer la acción de enzimas encargadas de eliminar sustancias cancerígenas